En un artículo anterior te preguntaba si estabas preparada para el cambio y te daba unas preguntas para ver si lo estabas y cómo vencer el miedo al cambio. Sé que la mayoría de los miembros de Vidas Sanas y de esta comunidad de Mujeres Intencionales están buscando cambiar algo en sus vidas, en su salud o sus relaciones. Todos queremos mejorar algo en nuestras vidas y estamos preparados para hacerlo. Lo que he visto a lo largo de muchos años de trabajar en este campo es que el querer cambiar no es suficiente. Se necesita una estructura y apoyo. La estructura para ir avanzando paso a paso con un mapa que te lleve de donde estás a dónde quieres llegar. El apoyo para ayudarte a rendir cuentas y también en los momentos que tienes preguntas, retos e incluso victorias. El apoyo puede venir uno a uno o en comunidad. Y realmente es en comunidad donde más se crece, cuando rendimos cuentas al grupo y nos apoya. Y ese es el objetivo de la Comunidad de Vidas Sanas y de Mujer Intencional. Después de guiar a cientos de mujeres y parejas en procesos de transformación me he dado cuenta que casi siempre siguen el mismo camino del cambio. Y por ello he diseñado una estructura o mapa de ruta. Es lo que llamamos el Camino de Vidas Sanas. Un camino a un estilo de vida victoriosa en Cristo. Y este camino de transformación tiene 6 pasos y estrategias: 1. ENFOQUE:
Este es tu primer paso. Tienes que tener un enfoque en la vida, un propósito dictado por ese plan que Dios tenía para ti cuando te creó. Empieza por conocer realmente tu corazón. Conocer realmente quien eres a los ojos de Dios, cuáles son tus luchas y también tus fuerzas. Saber qué es lo que quieres dejar en este mundo y a tu familia tener un plan para lograrlo. 2. DOMINIO: Una vez que tienes claro cuál es la misión que Dios ha puesto en tu corazón, tienes que empezar realmente a trabajarla. Lo primero es domar tu mente. ¿Sabes por qué? Porque nuestra mente es un campo de batalla. Y tanto nuestro enemigo como nuestra carne quiere que nos mantengamos estancados, sin avanzar, sin cambiar. Entonces, tenemos que aprender y trabajar en dominar nuestros pensamientos negativos y enfocarlos realmente en lo que Dios quiere para nosotros. 3. PAZ: Cuando dominamos nuestra mente, podemos empezar a ver que nuestras emociones también empiezan a cambiar. Y debemos sentir la necesidad de tener una espiritualidad emocionalmente sana. Es decir, que nuestra fe y nuestras emociones vayan de la mano. Que estemos liberados de miedos, enojos, resentimientos y cualquier cosa que nos aparte del amor puro a Dios y a los demás. Esto nos lleva a purificar nuestra alma. 4. SALUD: Ahora es realmente cuando puedes también fortalecer y revitalizar tu cuerpo y tu salud. Es mucho más difícil intentar sanar de por ejemplo enfermedades crónicas si antes no has logrado cambiar los factores emocionales y espirituales que afectan tu salud. Y lo mismo realmente bajar de peso y mantenerte al peso que debes de tener. Nuestra forma de pensar, sentir y actuar tienen un gran efecto en nuestra salud física e incluso en lo que comemos. Lo que es más aprendes también como lo que comes afecta tus emociones y pensamientos. 5. CONEXIÓN: Para este paso, los que están a tu alrededor habrán visto un gran cambio en ti. Por ejemplo ya no estallas con enojo o con tristeza ante los conflictos (nos pasa a muchas, ¿verdad?). Y quizá incluso empiecen a ver el rostro de Cristo en ti. Conoces lo que realmente hay en tu corazón y el plan de Dios para ti. Has logrado domar tus pensamientos negativos y acusaciones en tu mente. Has purificado tu alma liberándote de todo lo que te aparta del amor de Dios y el prójimo. Has fortalecido tu cuerpo y le das la alimentación nutritiva que necesitas. Y ahora es el momento de trabajar en sanar tus relaciones, con tu pareja, con tus hijos, con tu comunidad. Quitando las máscaras y pasando del conflicto a la conexión. 6. VICTORIA: En este último paso empiezas a vivir en la tierra lo que esperas en el cielo. Estás aprendiendo a amar bien para vivir bien. Y te das cuenta que este es realmente el único camino que vale la pena seguir. Y es un camino de por vida. Porque el vivir bien, vivir con victoria en Cristo, requiere un constante esfuerzo de dominar tu mente, purificar tu corazón, fortalecerte y sanar en relaciones. Requiere unas herramientas diferentes que los pasos anteriores. Cada uno de estos pasos tiene unas estrategias diferentes como has visto. Y requiere un tiempo. Cambiar toda una vida no es una cuestión de tomar una pastillita. Si fuese así, estaríamos todas tragando pastillas de cambio. No, cambiar requiere esfuerzo y estructura. Sabiendo que cuando queremos cambiar realmente es por la Gracia de Dios que nos llama a algo más. Dar la respuesta a ese cambio implica saber dónde estás en este Camino y cuál es el paso siguiente que debes dar. Te invito que vengas a nuestro próximo Café entre Mujeres Intencionales donde aprenderás más acerca de estas herramientas y podrás ver dónde estás para ver cómo llegar a dónde quieres llegar.
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